Antes de compartir mi experiencia sobre cómo viví mi menarquia tengo que mencionar algo que tiempo después me di cuenta me ayudó a desarrollar una sana relación con mi ciclo. Y es que para mí la presencia de las toallas femeninas o de los pantiprotectores, que eran de los productos que usaba mi mamá, eran algo normal. Tengo recuerdos de verlos en el baño, de pasar por ellos en los anaqueles del super, verlos en la bolsa de mi mamá e incluso haber visto en algunas ocasiones de pequeña que mi madre los usará, ya saben que de pequeños vamos al baño con nuestra mamá porque estamos pegados a ella todo el tiempo. Ella suele contar la anécdota de que solía ponérmelas cuando tenía unos 4 o 5 años. Claro que en ese momento era más un juego sobre replicar lo que hacían los adultos, pero esa normalidad no fue la que tuvieron mis primas e incluso mis amigas, todas estando en un contexto urbano en los noventas. Una de ellas nunca vio una toalla sanitaria hasta que tuvo que usarla ¡Su mamá se las ocultó todo ese tiempo! Porque lo que implica tener un ciclo menstrual va más allá de saber qué ocurrirá, qué producto de higiene menstrual usar, que en sí saber que existen, saber dónde conseguirlos y poder comprarlos es todo un privilegio, también está presente el tabú que le rodea y ese tabú se aprende en casa con los y lo que nos rodea.

Como mencioné, en el artículo La charla, yo cargaba una toalla en mi mochila de la escuela desde cuarto de primaria, así que tendría unos 10 u 11 años. Ya sabia que se avecinaba el momento en el que habría de sangrar cada mes y que eso significaba que podría quedar embarazada si tenía relaciones sexuales, esta información la obtuve de mis clases de ciencias naturales. Y esa experiencia era algo que me intrigaba enormemente no por el hecho mismo de sangrar sino porque quería saber qué se sentía y qué cantidad de flujo sería ya que esa información no estaba por ningún lado en mi libro de ciencias y no me animaba a preguntar a mi mamá. Teniéndola como figura de referencia nunca percibí ningún cambio significativo en ella como para saber si estaba o no sangrando, luego sabría por mis primas que era algo que dolía y que podría limitar tus actividades, pero eso nunca lo vi en casa. Así que no estaba asustada, más bien estaba deseosa de formar parte del club de las mujeres adultas. Cabe mencionar que esa idea era algo que fui interiorizando de lo que me rodeaba y que en realidad el camino para ser una mujer adulta incluye muchos más escalones que simplemente poder menstruar y poder dar vida, pero bueno, eso es lo que mi yo de ese momento tenía en la mente.

El momento llegó cuando estaba en la escuela y cursaba sexto de primaria. Al ir al baño me di cuenta de que tenía una mancha café en mi calzón. No estaba segura de si eso era o no mi periodo, pues no era rojo y líquido cómo pensé que sería y tampoco percibí alguna sensación que me indicara que había empezado mi periodo. Regresé al salón, tomé la toalla que tenía, regresé al baño y me la puse. Sabía la manera de usarla por mis juegos previos de pequeña. En el transcurso del día el flujo fue cambiando y pude percibir las descargas intermitentes de mi primer ciclo. Porque ¡Oh sorpresa! Una no anda sangrando de manera continua sino que son descargas de flujo intermitentes de muy corto tiempo. Dejé pasar un día y al siguiente después del almuerzo le dije a mi mamá. Su reacción fue algo que me confundió ya que me abrazó y me felicitó. No entendí el porqué ya que era algo que no implicaba ningún esfuerzo o trabajo de mi parte, un proceso esperable de un cuerpo sano. Le pedí más toallas para poder administrarlas por mí misma ya que había estado tomando de las suyas sin decirle. Así que mi proceso fue bastante fluido y sin mayores sorpresas, no así con otras niñas cercanas a mí como más tarde me enteraría. Mi mamá también me dijo que llevara un control de calendario para saber cuando me habría de bajar de nuevo y estar preparada. Nunca me dijo que había que evitar cierta ropa, actividad o comida si estaba con la regla así que mi vida no cambió mucho y ahora puedo ver que fui muy privilegiada por haber tenido ese contexto y esos productos tan cerca.

Esa fue mi experiencia quisiera saber sobre la tuya, te dejó unas preguntas que quizá puedan guiarte ¿Cuál fue tu reacción al enterarte de que los cuerpos con útero sangran cada mes? ¿En qué momento te enteraste? ¿Cómo fue tu primera experiencia? ¿Cómo se vivía el proceso de menstruar en tu familia? ¿Sabías que hay más productos de gestión menstrual además de las toallas sanitarias desechables o maneras de vivir la menstruación? ¿Cuáles?

Si te interesa profundizar sobre el tema te invito a ver el documental Period que se encuentra en Netflix. En él podrás ver cómo se vive la menstruación más allá de las ciudades así como los retos y propuestas que se han podido dar para mejorar la calidad de vida de las mujeres en la India.

También puedes revisar la primera parte de la charla sobre ciclo menstrual que hice con mucho cariño esperando acercar más información sobre este tema tan importante.

Ciclo menstrual parte 1

Yarely Bracamontes Cetina